En nuestro artículo anterior ya hablamos sobre la historia del ron. Pero, da tanto de sí esta bebida alcohólica que, por esta razón, hoy le dedicamos, todavía, unas líneas más y os contamos algunos de los secretos de su expansión por el mundo para devenir el famoso aguardiente en el que se ha convertido.
Así que, si seguís queriendo descubrir más sobre éste y sus aventuras entre leyendas históricas y piratas, no dejéis de leer esta nueva entrada en nuestro blog de Drink Vallès, vuestra distribuidora de bebida de confianza.
Un viaje hacia nuevas tierras
Comentamos, en nuestro anterior post, que el mito del ron parece ser que es el que ha prevalecido, gracias a la “publicidad engañosa” que se ha dado de éste. Como dijimos, los orígenes de este brebaje se encuentran, realmente, en el continente asiático, cuando, la mayoría de nosotros, si cerramos los ojos e imaginamos de donde puede proceder, seguro que nos vemos con el clásico combinado bajo unas palmeras al sol del mar Caribe.
Pero, no es que no llegara ahí. Ya hablamos de como se gestó a partir del cultivo de la caña de azúcar. Llegada a España, introducida por los musulmanes, fue en las Islas Canarias donde el cultivo se hizo exitoso en la península. Desde allí los hermanos Bermúdez, Diego y Juan, éste último quien descubriera las Islas Bermudas (de ahí su nombre); acompañaron a Cristóbal Colón en su segundo viaje a América. Fue Diego, pero, a quien se le reconoce -en este caso- llevarse, en 1493, los primeros esquejes de la planta hacia el nuevo mundo: La Española (actual isla de Haití y República Dominicana).
El clima tropical de las Antillas hizo que la caña de azúcar se aclimatara perfectamente. A partir de ese momento se inició su cultivo en el resto del Caribe y América del Sur, generando una actividad económica de gran importancia.
El ron y el comercio de esclavos
Todos conocemos la historia, tras el descubrimiento de América, del tráfico de esclavos para poder “colonizar” la nueva tierra. Para trabajar en estas plantaciones se comercializó con esclavos provenientes de África. Según cuanta la leyenda, uno de estos esclavos probó por casualidad el jugo fermentado del que se obtenía la melaza y ahí fue cuando se descubrieron sus efectos embriagantes.
No sabemos si realmente sucedió así, o forma parte de los muchos mitos que hay en torno a esta historia, lo que si podemos afirmar es que fueron los trabajadores de las colonias británicas los primeros en darse cuenta que la melaza que se desechaba del proceso de refinado del azúcar podía convertirse en una bebida alcohólica si se mezclaba con agua y se dejaba al sol.
A partir de ese momento, el comercio de esclavos y de ron fue de gran importancia en la economía mundial, durante los siglos XVII y XVIII.